Ayer cayó una tormenta y estuve sentada viendo llover por la ventana. Mientras lo hacía pensaba en lo relajante que es ver la lluvia caer mientras se está dentro seco y a salvo. Pero mi mente suele ir más lejos de lo que espero y empecé a cuadrar este pensamiento con el hecho de que, de vez en cuando es bueno mojarse. No es lo más agradable, pero te ayuda a avanzar, a limpiar tu confortable vida de hábitos innecesarios y darte cuenta de que la realidad es mucho mayor que tu pequeña rueda de la rata en la que te mueves por costumbres el 95% del tiempo.
¿Qué es lo que nos hace evolucionar? Tus pensamientos crecen y crean nuevas conexiones cada vez que te retas en cualquier ámbito de la vida. No hace falta que te enfrentes a un león hambriento para crearlas, cualquier pequeño cambio ayuda. Y el hecho de conseguirlo hace que te sientas satisfecho y quieras tener esa sensación de nuevo: estás evolucionando.
Además, los retos no tienen por qué ser sólo mentales, los físicos e incluso aumentar tu fuerza de voluntad también funcionan para cambiar tu cerebro. ¿No crees que merece la pena?