CADA DÍA ES UNA NUEVA VIDA

Cada día es una nueva vida, una nueva oportunidad de ser quien queramos, de hacer lo que nos hace felices.

 Tener la oportunidad de abrir los ojos y reinventarte cada día empezó siendo un placer y ahora es una realidad, una necesidad de cada mañana al decidir quien quiero ser: un juego que se vuelve muy real sabiendo que, como todo juego, tiene un principio y un final. Aunque el hecho de darte cuenta desde el primer momento de conciencia que esta vida tiene un fin pueda parecer un poco morboso es todo lo contrario, te permite vivir el día con más fuerza, con ese “punch” que le suele faltar a tus jornadas por el hecho de parecer siempre las mismas.

Alguna vez, cuando he dicho esta frase en alto me han mirado con esa cara de extrañeza (o eso quiero creer, que no locura…) imaginando que me disfrazo cada día de un personaje diferente (esto también podría ocurrir ? pero no es el caso, no me disfrazo un día de Blancanieves y al siguiente de Barba Azul…)

Desde pequeña he escrito siempre a lápiz, la sensación de no poder borrar lo que ya había escrito con un bolígrafo me angustiaba. Presentar un documento y saber que no hay nada que pueda cambiar siendo mi existencia de ensayo y error no me ha sido nunca fácil pero el hecho de pensar que ocurra lo que ocurra mañana será un día diferente, seré otra persona con otros problemas y otros aciertos me ha ayudado a no darle más importancia de la que tiene.

Vamos que la cosa es bastante más sencilla que todo eso.

Poniéndome seria diré que nacer cada día te permite ver tu vida, tus problemas y grandes momentos en pequeñas porciones por lo que, tanto lo bueno como lo malo, se vive de otro modo. Lo bueno más intensamente porque eres consciente de que se acaba y lo malo con la tranquilidad de que no durará para siempre, de que mañana podrás volver a empezar.

Probad! Ya veréis que funciona